Los alumnos de 2º ESO están estudiando los elementos de una narración. Para aclarar el tema han escrito la suya propia intentado incluir en ella cada uno de los elementos de la misma. Se les daba una pauta, el relato debía llevar por título Alegría.
Texto de SANDRA CORDERO ROJAS
Aquella imagen no podía ser igual: dos enamorados abrazados, llorando, con el corazón abierto de par en par al nuevo mundo llamado familia.
Un señor de pelo blanco y con gafas formuló una frase que pudo actuar como llave del mundo mágico: "Estás embarazada".
Con los ojos rojos e hinchados y una tonta sonrisa, se tiraron sobre la cama y, mirando al techo, expresaron su amor con pequeñas palabras. La madre se llamaba Amor y el padre Bosco.
Pasaron seis meses hermosos en los que un pequeño fruto se formaba dentro de una madre ilusionada. Cada vez más pulsaciones, más movimiento y aumenta la fuerza de sus ilusiones. Aumenta el amor y la impaciencia por tocar su delicado cuerpo. Había más ganas de que pasasen los años pero que la semilla que germinó no crezca y permanezca en las ramas de sus corazones.
Ocho meses y la niña quiere salir. "¡Por favor, resiste!".
Una mañana, líquido transparente moja la cama. No se les ocurre otra cosa que sonreír. Hoy es el día.
Tarde de esfuerzo en una triste sala. Supongo que estará llena de emotivas historias.
Una y media. Madrugada del jueves santo. Úrsula conoce el cariño de sus padres y las lágrimas de una fuerte madre.
"Has ganado, Amor", es lo primero que escucha. Es la voz de su padre enamorado. Se aceleran las pulsaciones. Engorda el corazón. Hay alguien más aquí.
El señor canoso vuelve a entregar otra "llave". Ésta abre otro mundo aún más feliz. Úrsula es una niña sana y fuerte. Se abre más el mundo y más ojos rojos que anuncian que su amor no tendrá límites.
Así fue mi comienzo de vida.
Texto de CLARA ZUBIRÍA MORENO
Hola papá, te escribo para contarte o informarte de cómo voy por aquí, tan lejos de ti, tan lejos del hombre que ha estado cuidándome todo lo que llevo de vida.
En casa no va todo tan bien. Mamá no sale de su habitación y no quiere comer nada. Supongo que está triste por tu viaje, lo que hace que cuando vuelvas se ponga más contenta de lo que lo ha estado nunca.
Yo estoy feliz. Todas las tardes, Pedro, Jaime, Álvaro y Laura se turnan para pasar un rato conmigo. En el fondo son buenos hermanos mayores, no obstante, tienen mucho tiempo para salir con sus amigos e, incluso Pedro, sale con una chica tarde sí y tarde también. Laura, en cambio, ha hecho una amiga nueva. Ésta viene a casa de vez en cuando. En mi opinión, es una chica tímida y sencilla pero no puedo asegurarte nada debido a que no la conozco demasiado.
Yo, en cambio, no lo estoy pasando demasiado bien en el colegio. Aunque sigo juntándome con mi mejor amigo de siempre, Carlos, tengo la sensación de que poco a poco nos vamos distanciando, pero en el fondo creo que si me esfuerzo, conseguiré resolver todos mis problemas. Mis notas siguen en la misma línea. Sé que te prometí subirlas un poco pero entre tanto lío no he tenido tiempo para esforzarme mucho más que antes.
Cambiando de tema, la semana que viene es mi catorce cumpleaños y tengo la esperanza de que mi fiesta estará llena de alegría. Será tan alegre como si tú siguieras aquí abajo junto a nosotros.
Espero que leas esta carta, ya que la he escrito con todo el cariño de mi corazón.
Dentro de mucho tiempo, espero, cuando suba allí arriba contigo quiero que juguemos al ping pong. Mamá me ha dicho que te encantaba y que podrías enseñarme cuando te vuelva a ver.
Con todo el cariño del mundo, tu hijo pequeña, Alegría.
Texto de PAULA JIMÉNEZ COSTAS
Érase una vez una chica llamada Alegría que repartía felicidad por todos los lugares a los que iba. Un día, al hacer su camino habitual, se encontró a un chico llamado Tristeza que se pasaba los días y las noches triste y amargado. Alegría se acercó y le preguntó:
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
Entonces, el chico contestó:
- Mi vida no tiene sentido, lo único que me gusta hacer es llorar, siento que estoy solo en esta vida.
- No pienses eso - dijo Alegría-. A partir de hoy, vas a saber sonreír y con el paso del tiempo serás alegre y feliz como yo.
- No creo que puedas conseguirlo - le contestó el chico.
- Ten en cuenta que me gustan los grandes retos - contestó contenta Alegría-. Vamos a empezar. ¿Tienes familia?
- No, todos murieron - dijo el chico con los ojos muy llorosos.
- Pues a partir de ahora te vendrás a vivir conmigo.
Entonces, la chica, muy decidida, cogió a Tristeza y se lo llevó a su casa. Al llegar, su madre le preguntó:
- ¿Quién es este chico que viste tan mal y no se ha duchado?
Alegría respondió:
- Desde ahora, éste es tu segundo hijo, se llama Tristeza pero yo voy a conseguir que esté alegre.
Su madre aceptó encantada y le dijo:
- Prepárale un baño con agua caliente, que yo voy a comprarle ropa nueva.
Así lo hicieron. Alegría le preparó el baño y, justo cuando Tristeza salió de la bañera, la madre de Alegría llegó con veinte camisetas, diez pantalones, dos gorras y diez pares de zapatos.
Cuando Tristeza se vio peinado, bien vestido... comenzó a sonreír. Entonces, Alegría le sacó una foto.
Poco a poco iban pasando los días, los meses y los años. El álbum se iba llenando de recuerdos felices y Alegría crecía junto a Tristeza muy feliz.
Tristeza creía que había conseguido la felicidad absoluta, pero no había llegado ni a la mitad. Tristeza no tenía ni idea de lo que aún le esperaba.
Comentarios
Publicar un comentario